A las 8:30 de la mañana nos encontrábamos un grupo de intrépidos Espartanos dispuestos a todo. Alli estaba Ilse, la Gacela de la Selva negra, Valentín, Rey de la Montaña, Eduardo, padre Carras, Fran Coronel Tapioca, Isa, nuestro compañero de nerja Daniel, Sylvia Silvestre, y yo mismo, Juan Antonio, Señor de Cahorros, y Corsario de la Almijara. En Frigiliana, donde calle San sebastián termina, y se llega al Ingenio, con el Bar Virtudes a nuestra derecha, nos encontramos, dejamos algunos coches aparcados, y en un par de ellos, nos dirigimos a la cercana aldea del Acebuchal, desde donde parte nuestro peculiar periplo por la Sierra.
El reloj marcaba las 9 en punto cuando iniciamos la marcha por el cauce casi siempre seco del arroyo del acebuchal, por donde discurre también la llamada Puerta Verde de la Almijara; aunque algunos cientos de metros más arriba, el efecto de las últimas lluvias se dejó notar, ya que algo de agua corría por alguans partes del cauce, aunque insuficiente como para entorpecer la marcha, o tan siquiera mojarnos.
Durante la primera parte del trazado, recorremos el mismo camino que durante cientos de años han recorrido tanta gente del campo, que desde Nerja, Frigiliana y Torrox se dirigían hacia la zona de Granada. Es por ello que encontramos las ruinas de numerosas ventas, algunas mejor conservadas que otras, que en su tiempo, sirvieron a éstas gentes para hacer un alto en el camino, refugiarse de las inclemencias meteorológicas, tomar una jarra de vino,...
Una vez que salimos del arroyo, el sendero se empina un poco más, para alzarnos hasta la pista que en 500 escasos metros y en ligero descenso nos deja en la Venta Cebollero. |
hasta que alcanzamos el collado que nos brinda una fabulosa imagen del cisne como telón de fondo y del alto higuerón. |
Trás éste primer calentón, continuamos por un sendero que va llaneando por la ladera oeste del valle, |
hacia el barranco de las angustias, donde superaremos 350 metros de desnivel en algo mas de 2 kilometros. |
Por fín divisamos el cortijo frente a nosotros, |
Ya sólo quedaba bajar al río, alcanzar la poza de Batán, |
y subir por la senda excavada en la roca hasta Frigiliana, donde tras nueve horas de ruta, 30 kilometros y una velocidad de algo más de 3,5 km/h sin contar las pocas paradas que hicimos, |
llegamos a nuestro destino, y tras recoger los coches del acebuchal, disfrutamos juntos de unos cafés calentitos, colacaos, y algun tanque de cerveza. |
Juan Antonio Villalba
Corsario de la Almijara